miércoles, 10 de agosto de 2011

De destilerías y robos menores

10 de agosto
Vista la numerosa oferta de cafeterías de Douarnenez, desayunamos en nuestro hotelito marinero y ponemos rumbo al médico generalista de Quimper, léase Kempeg, quien, tras innúmeras insuflaciones de agua, consigue que P. ascienda de Teniente a Mariscal (no al de Cobi, eh). Lo primero que dijo es que no suponía que las bombardas (¡sí!, ya sabemos cómo se llama el arma de destrucción masiva) sonaran así.
Véase una bombarda

Y, hala, a pasear por Quimper, preciosa ciudad con sus casitas de entramado, su mercado, su Place de la Beurre (¡que huele a mantequilla!, en serio. Demi-salé, eso sí).

[en el número 1 de esa plaza, hacemos nuestrra primera parada folclórica, para comprar dos discos, en Keltia Musique, uno un tongo y el otro fenómeno, llamado Fest-Noz pour les nuls, o sea, Fest-Noz para idiotas, que hasta contiene un deuvedé para aprender a hacer así con las manitas cogidos de los meñiques. Están locos estos bretones. Por cierto, pour les nuls, Fest-Noz significa en bretón Fiesta de Noche.]
Comemos sushi en el mercado y comenzamos la ruta del alcohol, previo paso por la catedral de Saint Corentin, con sus bonitas vidrieras.

Destilería de Kinkiz, sita en Quinquis. Nos enamoramos de la sidrera mayor que nos explica, ohhhh, que tiene un novio en Benalmádena y nos da un cursillo aceleré de fabricación de sidra y alcoholes mayores como el Pommeau (pronúnciese pomó poniendo así la boquita muy a lo francés) y el Lambig, versión bretona, y por tanto húmeda y estable, del Calvados normando.
Siguiente parada: destilería des Menhirs. Nos enamoramos de la whiskera y sidrera mayor, sobre todo cuando en su charla incluía las palabras brut y demi-sec.

Tercera parada alcohólica: Brasserie de Bretagne, cuna de la birra Saint Ervann, de la cual nos enamoramos. Compramos dos camisetas y yoo, adicionalmente, robo una de Ar-Men.
Próximo destino, ¡¡¡sí!!!: Lorient. Ya hay ganas.
En el cedé del coche ya no suena otra cosa que no sea una bombarda y nuestro C3 se convierte en el Citroën Makinero, con los bafles hacia afuera para atronar con el arma de destrucción masiva. Por ejemplo, sonaba esto.

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