domingo, 14 de agosto de 2011

BZH- Breizh, Zone Humide- Bretaña, Zona Húmeda

14-15 de agosto.
Apurando el cuaderno y el viaje, las risas y las cervezas y los bailes y los bagads y los faros y los oc'h oc'h y los plougastros y los mejillones y las cruces de armórica y las vacas flequilleras y las ostras y las gavottes y las sidras y pili-pili y las casas de entramado y los fest-noz y las muiñeiras y...

Y, desde luego, la manta de agua eterna que nos recibió y que nos despide.
El día anterior se nos había quedado colgada Vannes (la ciudad en la que reside por motivos de trabajo Lucie Petton). Y bien bonita que es. También Vannes. Tiene unos lienzos de muralla preciosos, con unos jardines cuidadísimos y un palacio decadente, callejuelas de casitas de madera de colores. En fin, lo que es Bretaña.






La lluvia también tuvo el detalle de dejarnos ver Nantes, gran decepción claramente overrated, aunque las fotos la hacen parecer muy bella.







Y nos dejó ver un pueblo encantador de reminiscencias renacentistas italianas llamado Clisson, donde culminamos la travesía bretona con el enésimo paseo dos namorados y la enéseima cerveza, en la terraza de un hotel, con unas vistas preciosas.



Hotel en el aeropuerto, foto de todos los recuerdos acaparados durante estos 12 días,



Madrid-Barsa a las 12 y media de la noche, despertador a las 5 y media, avión a las 7 y media y Madrid con un calor asqueroso.
En el momento de aterrizar ya eché de menos la mantita de agua que por las noches nos arropaba y arrullaba.

Doce días muy intensos,



En rojo, aproximadamente, nuestro recorrido

doce días fantásticos recorriendo la isla bretona, el país que sabe reírse de sí mismo, el país que es capaz de crear un arma de destrucción masiva sin un microgramo de plutonio, el país de los mejillones y de las ostras, el de la mantequilla y la manta de agua, el de los cerdos y las alcachofas y los faros y la sidra y las gavottes... y los meñiques.

Bretaña, Zona Húmeda
Bretaña, una región estable
Bretaña

On y reviendra, Breizh.


Agosto de 2011

Nacho Arranz (y P.)

sábado, 13 de agosto de 2011

Joselín, Lucie Petton y la lluvia

13 de agosto.
El cielo nos había dado ya mucha bolilla y ese día se hartó.
Llovió mientras hacíamos el check-out del apartamento de Quéven. Menciono el asunto porque ¡nos llevo más de 2 horas! liquidar la cuenta. Sistema: dos personas en recpeción. Una coge al huésped y se lo lleva al apartamento en el que ha estado alojado y hace una revisión exhaustiva del estado en el que dejas el lugar. Hasta el punto de tomar notas en una libreta. Notas del estilo Ménage!!! Como si tuviéramos que dejárselo limpito. Ya le dije yo al tipo ese que cómo quería que limpiásemos si no teníamos ni una bayeta, ni una fregona, ni detergente niná. En otro detalle de su buena educación, mientras revisaba estilo Gestapo el apartamento, abrió el frigo y ¡¡oh, dios!!, habíamos dejado comida, convenientemente empaquetada y en una bolsa, por si quien viniera a limpiar más tarde podía aprvecharlo. El imbécil me dijo despectivamente poubelle, poubelle, poubelle (basura, basura, basura) y me hizo tirar toda la comida. Se ve que allí están sobraos de todo. Una vez hecha la revisión, sin haberte mirado o sonreído ni una sola vez, el tipo regresa con sus notas a recepción y la otra persona, la jefa, decide si se enfada contigo por cochino y te pone una multa o si con lo que le habías pagado ya te llega. Total, cuatro clientes esperando: 2 horas. Vive la France!
Llovió camino de Josselin (pronúnciese Joselín!!!, con voz ronca agitanada y a gritos. Si es posible, en medio del pueblo. El efecto es devastador y los bretones-vaca se quedan atónitos). Pero allí, el tiempo nos dio una fantástica tregua para ver ese pueblo precioso, de castillo al borde del río y alta Torre del Reloj (de 158 escalones) en la iglesia, preciosas casas de entramado y la tienda oportuna para comprar el resto de parafernalia bretona de Oc'h Oc'h. (que recuerdo que es la onomatopeya bretona del sonido del cerdo y se pronuncia Or, Or).





Allí, en Joselín (por cierto, pueblo abarrotado de ingleses, mira tú), pudimos degustar dos clarísimos ejemplos, muy distintos de perroflautismo o, como ya estaba rebautizado, chienflûtisme.

1.- El del niño que no tiene la culpa de tener esos padres.

2.- El del que dice que sí, que él muy chienflûte porque es lo que se lleva, que él va al 15-M y adonde haga falta, pero que de coger el metro o el bus o cosas de esas de pobres, nadená



El resto del día fue llegar a Vannes, ver llover, enamorarnos de Lucie Petton, la directora del Ibis de Vannes, ver llover, intentar dar un paseo, ver llover, que nos tangaran en la cena, ver llover, tomar una cerveza viendo un partido de rugby en un pub, ver llover y volver, bajo la manta de agua, al hotel.
Sonido de lluvia tras los critales.
Ahhh, Lucie Petton (suspiro)

viernes, 12 de agosto de 2011

Lorient e cándo; Galiza é ónde

Llegamos a Lorient de nuestro día prehistórico niquelaos de tiempo, aparcamos niquelao y P. encontró la mejor posición posible para el tercer concierto en tres días del Bagad de Lann Bihoué. Previo a ello, foto histórica con el contramaestre del culito en pompa que hace así con el pie [Christophe Le Govic].



 




Qué grandes son. Y más según te vas a cercando a ellos en conocimiento y en distancia, que los teníamos esta vez a 3 metros. Suman 30 sobre el escenario, algo a tener muy en cuenta cuando se trta de un concierto a la puerta de un pub, en una placita. Grande el bagad!


 

 


 






Dada la ingesta del día (recordamos que bocata salchichón), era obligada la parada en el festival en la carpa de Galicia, donde ó noso queridiño camareiro de Caldas de Reis poco menos que le faltó ponernos un apartamento en Torrevieja. Agradecemos desde estas páginas la invitación a ración de pulpo y botella de albariño y café y licores y prometemos difundir la imagen de Turgalicia por todo el mundo.
Así, quedamos definitivamente engaiolados (que es como enjaulados, o sea, embelesados) de la carpa gallega, a la que habíamos de volver en una tarde-noche, que se prometía larga y ancha.
A continuación, nos dispusimos a presenciar uno de los grandes descubrimientos musicales del viaje: Tiruleque, a quienes yo me empeñé en llamar Tribulete, Tirabeque o qué sé yo.
Grandes temas, como a Señá Lixandra. Esta versión es de otro concierto de Tiruleque en Lorient.



Primero, en la zona centro de la audiencia, junto a la traductora oficial de gallego-bretón (¡lo juro!) y un poco después ya con mira-ese-grupo-de-gallegos-que-baila-tan-bien y que resultó ser el excelso grupo de danza O Fiadeiro, a quienes ya habíamos visto (o más bien intuido, dada la distancia) en la noche intercéltica del miércoles. Cómo no iban a bailar bien. Unha delicia velos aí, danzando canda nós.
Lo pasamos genial, P. se marcó una salsa con una Fiadeira


y acabamos pegando botes con grandes hitos musicales como esa Señá Lixandra o Sansa y coreando absolutos himnos que afirman que "de las mozas mucho hay que contar".
Tras ello, caímos de nuevo en las garras de las rondes, gavottes y otros bailes populares que tenían lugar en el Fest Noz de la sala Carnot, donde miles de bretones hacían manitas al unísono. Supongo que se perdonará el comentario de P. quizá orientado por la ingesta de Affligem previa relativo a ciertas característica de ciertas mujeres que a él le parecía ecselente.




¡Estan locos estos bretones!

Non puidemos coa calor da sala e, ademais, a festa tiña que rematar en Galiza, porque si Lorient era cándo, a carpa de Galiza era ónde. E alí rematou, con alcoles de Martín Códax (sobre los que P. querría disertar largo y tendido), albariño e unha xenial jam session de xotas e temas populares (aínda que che faltou o Pousa, Pousa).



Alí estivemos a bailar e a cantar, chimpando coma tolos cos rapaces e raparigas de Fiadeiro (bicos á María, de Santiagho. Eu sonche o galego de "La Coru" co que falaches).
El final de fiesta, con los bretones ojipláticos fue, todos a una, coreando eso tan bonito de "alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual". Exaltación de la amistad.
¡Estanche tolos estes galegos!
Del resto de la noche, sólo decir que fue bizarre, bizarre, bizarre.
La manta de agua bretona nos acabó envolviendo y acunando.
Au revoir, Lorient...