sábado, 13 de agosto de 2011

Joselín, Lucie Petton y la lluvia

13 de agosto.
El cielo nos había dado ya mucha bolilla y ese día se hartó.
Llovió mientras hacíamos el check-out del apartamento de Quéven. Menciono el asunto porque ¡nos llevo más de 2 horas! liquidar la cuenta. Sistema: dos personas en recpeción. Una coge al huésped y se lo lleva al apartamento en el que ha estado alojado y hace una revisión exhaustiva del estado en el que dejas el lugar. Hasta el punto de tomar notas en una libreta. Notas del estilo Ménage!!! Como si tuviéramos que dejárselo limpito. Ya le dije yo al tipo ese que cómo quería que limpiásemos si no teníamos ni una bayeta, ni una fregona, ni detergente niná. En otro detalle de su buena educación, mientras revisaba estilo Gestapo el apartamento, abrió el frigo y ¡¡oh, dios!!, habíamos dejado comida, convenientemente empaquetada y en una bolsa, por si quien viniera a limpiar más tarde podía aprvecharlo. El imbécil me dijo despectivamente poubelle, poubelle, poubelle (basura, basura, basura) y me hizo tirar toda la comida. Se ve que allí están sobraos de todo. Una vez hecha la revisión, sin haberte mirado o sonreído ni una sola vez, el tipo regresa con sus notas a recepción y la otra persona, la jefa, decide si se enfada contigo por cochino y te pone una multa o si con lo que le habías pagado ya te llega. Total, cuatro clientes esperando: 2 horas. Vive la France!
Llovió camino de Josselin (pronúnciese Joselín!!!, con voz ronca agitanada y a gritos. Si es posible, en medio del pueblo. El efecto es devastador y los bretones-vaca se quedan atónitos). Pero allí, el tiempo nos dio una fantástica tregua para ver ese pueblo precioso, de castillo al borde del río y alta Torre del Reloj (de 158 escalones) en la iglesia, preciosas casas de entramado y la tienda oportuna para comprar el resto de parafernalia bretona de Oc'h Oc'h. (que recuerdo que es la onomatopeya bretona del sonido del cerdo y se pronuncia Or, Or).





Allí, en Joselín (por cierto, pueblo abarrotado de ingleses, mira tú), pudimos degustar dos clarísimos ejemplos, muy distintos de perroflautismo o, como ya estaba rebautizado, chienflûtisme.

1.- El del niño que no tiene la culpa de tener esos padres.

2.- El del que dice que sí, que él muy chienflûte porque es lo que se lleva, que él va al 15-M y adonde haga falta, pero que de coger el metro o el bus o cosas de esas de pobres, nadená



El resto del día fue llegar a Vannes, ver llover, enamorarnos de Lucie Petton, la directora del Ibis de Vannes, ver llover, intentar dar un paseo, ver llover, que nos tangaran en la cena, ver llover, tomar una cerveza viendo un partido de rugby en un pub, ver llover y volver, bajo la manta de agua, al hotel.
Sonido de lluvia tras los critales.
Ahhh, Lucie Petton (suspiro)

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