9 de agosto.
En el iPod empezábamos a concienciarnos de que ni la movida madrileña ni el reguettón nos iban a acompañar en este viaje, por lo que empezamos a dar cabida a otras músicas. Saliendo de Douarnenez, sonaba esto.
Qué día de altibajos o, más bien, de bajialtos, por segtuir el orden.
La primera, en la frente. El juego se llamaba "busque usted una cafetería en Douarnenez (del bretón, Pueblo-Fantasma) y alrededores". Nos llevó nuestros buenos 20 minutos encontrar en un pueblo cualquiera una boulangère que, además, servía p'tits dejeneurs.
Glorioso desayuno, ya que nos fue servido por una señora, reencarnación clara y palpable del pequeño ruiseñor y que fue bautizada como la "Señora Jilguero" [esta visión nos afectó durante el resto del viaje de tal manera que el 62% de las contestaciones nos las pasamos a dar con el tonillo de la Señora Jilguero].
La mujer trabajaba cantando "voilà, voilà, voilà!", "très bien, une baguette pour madame", "oh, mon dieu, mon dieu, mon dieu, voici la dozenne de croissants pour monsieur", con un timbre fino fino y una alegría desbordante.
Mientras nos partía nuestra baguette en dos "o, monsieur, bien sûr, pour sandwiches!" y nos cobraba, cundió la risa y P. huyó cobardemente mientras yo sufría en silencio.
Su destino es: Daoulas, abadía románica en ruinas... y TONGO de a 7 euros por persona. Y no cuento más. Simplemente, ahórrensela, aunque les digan que se celebra una campeonato de camisetas mojadas ese mismo día en pleno "claustro". What you see is what you get.
Enervados como estábamos, decidimos darnos a la naturaleza que, al fin y al cabo, es difícil que decepcione.
En seguida, hicimos parada en Argol a la búsqueda de otro TONGO, el museo de la sidra, en el que no picamos los 5€ de la entrada y del que no nos llevamos ni siquiera una botella.
El tal Argol tenía un pequeño enclosín parroquial muy mono y que dejaba a Daoulas (prometo no volver a escribir este nombre) a la altura del betún.
Y ya metidos en tongos, como digo pensando que la naturaleza no nos podía traicionar...
¡Ja! TONGO nº 3 del día (éste al menos, gratis). La Punta de los Españoles. Magníficas vistas sobre el puerto industrial de Brest y pas absolutemente rien.
Aprovechamos para hacer pique-nique de maquereux (algo así como arenques) aux mostard y botella de sidra más un poco de queso bastante macarra adquirido en el mercado de Crozon (pueblo sin interés y con millones de visitantes. Siempre un misterio).
Y tras una completa mañana tongo, llegó la hora de las Puntas.
Fantástica tarde: Penhir, Dinan, du Van y du Raz
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